Supongo que a muchos cineastas les ocurre que su montador les deja para acudir, en su vida personal, al auxilio y cuidado de un ser querido. Pues bien, esto es lo que me ha trascendido a mi. Así que a estas alturas del proceso me quedo sin montador. Un obstáculo más en el camino. De los muchos que he tenido que superar. Esto suena como si hacer una película independiente fuera una tortura, un exhaustivo y lento calvario. Y señores, lo es. Lo admito. Pero la experiencia por si misma es un apasionante episodio de aprendizaje, una lección más de la vida, una tremenda experiencia vital. Volviendo al tema principal, el montador. Creo que ahora comprendo porqué muchos jóvenes realizadores aprenden a montar antes que escribir bien, crear personajes con sustancia y dirigir actores: porque conseguir un buen montador con el que puedas entenderte y tener en la mente, la de los dos, la misma película, es como "pescar una buena trucha en la bañera de tu casa". Espero poder encontrar a ese montador o montadora que garantice el final feliz del proceso tremebundo de crear una película desde la frontera misma del mundo independiente. Estoy en ello. Ya veremos. Opciones hay. Ahora estoy seguro de como los nuevos realizadores, tengo que aprender a montar. Y tener mi propio equipo. Estoy en ello.
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lunes, 31 de enero de 2011
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